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En este blog encontrará recursos para la consejería y el coaching familiar

Reflexiones Pastorales y Consejería

 

 

El  liderazgo pastoral y las comunidades de fe saludables

Juan Carlos Inf

 

  1. A modo de introducción.

Hay quienes rechazan de manera ineludible la posibilidad que existan comunidades de fe enfermizas. La iglesia  es un cuerpo variado que vive, crece, sirve , se reproduce,  y en oportunidades se enferma. Por  tal motivo, necesita de armonía   interna .  ¿Tiene alguna relación el liderazgo congregacional con una iglesia que evidencia síntomas de enfermedad?. La creación, el desarrollo y el mantenimiento de un ambiente saludable es una función de primer orden para el Espíritu Santo, pero el liderazgo pastoral también tiene su grado de responsabilidad al respecto.

Es conveniente destacar que a través de la historia eclesiástica, la iglesia ha sido idealizada, sus fallas ignoradas  o racionalizadas y aún encubiertas. Toda iglesia es un enjambre de relaciones, donde hay vínculos de amistad, amor y compañerismo, pero también es un lugar propicio para que las relaciones sean dañadas y corrompidas por  sentimientos y actitudes recíprocas. Recordemos que la iglesia fue  comprada por el sacrificio redentor y reconciliador de Cristo, y está compuesta por pecadores  arrepentidos sujetos a imperfecciones  y al pecado humano. ¿Existen congregaciones saludables  e iglesias patológicas?, creo que sí, la literatura bíblica nos evidencia de congregaciones patológicas, el caso de la iglesia de Corintio, como también, el caso relacional del liderazgo de Diótrefes. Una iglesia está enferma cuando su enfoque no concuerda con la aplicación de los principios bíblicos, considerando esto, Alberto Barrientos señala:”  que  si en la  iglesia , por lo general reina la paz y el trabajo mutuo, aunque de vez en cuando surja algún problema relacional , se puede decir que es una iglesia sana , pero si los problemas  cubren un amplio sector de la iglesia, es común y ocurrente , hay que aceptar con honradez que el cuerpo está enfermo y necesita un tratamiento especial y de emergencia”.

  1. Situaciones que originan enfermedad en la congregación.

En las congregaciones es posible que se susciten problemas respecto a las relaciones interpersonales, generando  resentimiento, enojo, frustración y en muchos casos abandono de la congregación.  Por esto a continuación alguna situaciones que pueden desencadenar  problemas y enfermedades en nuestras comunidades de fe y nos obliga a estar atentos a ellas:

  1. Problemas de autoridad.

Estos son originados por  el rol de abuso de autoridad, en ocasiones, de parte del pastor y/o directivos que toman libertades  que no les corresponden. Cuando es el pastor que causa el problema, debe corregir las actitudes de mando y hacer uso legitimo de la autoridad bíblica. Al ser esto recurrente puede suceder que el pastor quede solo o la iglesia sin pastor. Si el pastor no entiende la verdadera causa, posiblemente pensará y acusará a los creyentes  diciendo “que no quieren colaborar con la obra del Señor”. También el problema puede presentarse desde otra perspectiva, cuando la junta directiva o grupo de ancianos toma el control del poder y consideran que el pastor es simplemente un empleado, creando asi un espíritu de menosprecio. Un caso evidente de esta situación es el mencionado por el Apóstol Juan en su Tercera Carta. Diótrefes  no aceptaba la autoridad apostólica  de Juan creando así un poder independiente, sin control ni supervisión, teniendo así las libertades que generan el abuso de poder, mucho menos estaba interesado en la  dirección mentora del Juan considerándose autosuficiente, otro elemento indispensable para el abuso de autoridad. Todo esto generó en esa comunidad de fe el irrespeto de la dignidad de los creyentes y la oposición al propósito del evangelio.

  1. Problemas de administración.

En las iglesias de estructuras congregacionalistas hay asuntos que deben ser tratados en el seno de la comunidad, otros por el liderazgo y aquellos que solo son facultados por el pastor. Si no se definen que aspectos corresponden a cada uno , pronto surgirán dificultades,  otra consideración  es ¿ a quién  debe rendir cuenta el anciano, el pastor o el diacono? . Cuando se crea una comisión  se les debe especificar por escrito y en forma clara sus responsabilidades, como también es imprescindible el entrenamiento y supervisión, ya que si no se considera lo anterior pueden surgir criticas, sentido de incompetencia y posiblemente la renuncia. Todos estos casos van permeando a la comunidad, produciendo en el cuerpo un sentimiento de descrédito.

  1. Asuntos doctrinales secundarios.

En oportunidades los creyentes son enseñados a ver la “espiritualidad” de los demás por las actitudes externas, por prácticas religiosas y tradiciones evangélicas en vez de poner la atención en los principios del evangelio. Esto genera dentro del cuerpo pensamientos de juicio, creando una atmosfera de irrespeto mutuo, juicio recíproco y pleitos. Las iglesias legalistas pronto se ven afectadas por enfermedades en las relaciones  cuando los asuntos doctrinales secundarios predominan.

 

  1. Personas problemas.

En las congregaciones tenemos personas con distintos contextos, aquí no se evaden los problemas emocionales y mentales. En ocasiones encontramos personas que nunca pueden ver algo positivo y favorable, como lo expresamos coloquialmente “les buscan las cinco patas al gato”, otros tiene el fantasma que todo es pecado. Estas personas  son muy propensas para crear un ambiente de desconfianza y hostilidad en la iglesia. Puede darse el caso que la persona problema es el pastor,  cuando  guarda resentimientos, cuando es demasiado desconfiado de la gente, cuando cree que sólo él sabe hacer las cosas bien, o cuando está resentido hacia otras congregaciones y colegas del ministerio.  Cuando el pastor  o líder deja que la frustración  o cualquier sentimiento negativo sea la verdadera motivación para su ministerio, la Dra. Radillo menciona: “esas emociones son percibida por quienes servimos y no conducen  a una sanidad ni un cuidado pastoral adecuado y restaurador” (p.104). Un pastor emocionalmente enfermo, enferma a la congregación.

  1. El agotamiento pastoral.

La idea del agotamiento se ha popularizado como explicación del estado de cansancio y disfunción que se experimenta en los individuos o estrés, es más probable que ocurra con las personas cuyo trabajo incluye cuidados hacia los demás. El pastor en situación de agotamiento es un detonante para su salud como también para la salud congregacional.  Cuando el pastor o líder congregacional es el “agotado identificado”, el sistema eclesiástico está “sobre cargado”, no solo se considera el agotamiento ministerial sino el eclesial. El agotamiento en el sistema “emocional congregacional” se relaciona con el agotamiento  que probablemente el líder ha generado dentro de la iglesia, entre sus características se tienen:

ü  El grado de aislamiento entre la congregación y otras congregaciones de su propia comunidad de fe.

ü  El grado de distancia entre el liderazgo (pastor/pastores) y el cuerpo de miembros.

ü  La medida en que el liderazgo pastoral permite que la congregación ocupe toda su vida emocional sin procurar tener otros amigos y redes sociales.

ü  La medida en que los líderes pastorales mantienen relaciones interdependientes intensas fuera de su función  como trabajo secular, directivos de ministerios para eclesiásticos entre otros.

ü  La hipersensibilidad del liderazgo por la exigencia de grupos de quejosos e inconformes.

La vida de la congregación puede resumirse como una relación familiar donde la confianza, el respeto y la unidad de criterios se evidencia como  un vinculo de salud, pero también el pastor y su congregación puede estar al principio de un divorcio donde el conflicto de personalidad y/o incompatibilidad, la figura autoritativa o el agotamiento perturban la relación “matrimonial” de la congregación.

Las instituciones religiosas  no solo funcionan como familias, sino que están compuesta por familias. El agotamiento pastoral puede estar generando situaciones sin resolver en las tres familias del pastor: la familia congregacional, las familias de la congregación y la familia pastoral, produciendo la ruptura del liderazgo-congregación, donde hay problemas sin resolver. El agotamiento contribuye a desmontar la salud emocional de la comunidad de fe. En una perspectiva sistémica el pastor agotado es considerado como el “debilitado identificado”, el portador del síntoma del sistema relacional congregacional.

A continuación algunas reflexiones contradictorias de un pastor agotado:

ü  Buscaré una manera de desahogar el estrés, pero el aumento de las quejas aumentaría mi estrés.

ü  Hablaré con alguien sobre mis preocupaciones ¿en cuál de los líderes que me comprenderían puedo confiar?

ü  Aprenderé a aceptar lo que no puedo cambiar, pero si el propósito de mi llamamiento es hacer porque los otros cambien.

ü  Intentaré equilibrar el tiempo entre el trabajo y el ocio, pero el trabajo pastoral exige mi dedicación no puedo perder el tiempo.

ü  Haré una cosa a la vez en lugar de intentar enfrentarlo todo junto, pero me echarían de inmediato de la iglesia.

ü  Me pondre a  disposición en lugar de sentirme solo ¡ ojalá tuviera tiempo para estar solo¡

  1. Distintivos de una iglesia saludable.

Una iglesia es  patológica cuando su enfoque no está en la aplicación de los principios bíblicos, en este punto haré énfasis de una iglesia vital, saludable y energética, entre ellos tenemos:

 

 

a.      Identidad congregacional definida.

Aquí se propone reflejar la teología que sustenta su identidad y ministerios, no se pretende preparar y seguir “programas”, sino la pertinencia teológica en las acciones que enseñan y procuran ofrecer apoyo, aliento y sostén ante las necesidades integrales de sus miembros.

b.      Visión y misión liberadora y restauradora.

La visión y misión congregacional de una iglesia saludable se basa en los dichos por Jesús: “… Yo he venido para que todos ustedes tengan vida, y para que vivan plenamente”. En esto de la visión y misión  tal vez encontramos diversidad dentro de la comunidad de fe , no podemos esperar uniformidad, pero lo fundamental es la unidad ( Fil. 2.1-3) reflejada en el compromiso con Dios  y la práctica ministerial basada en los requerimientos bíblicos.

c.       Liderazgo cristocentrico.

Las características sobresalientes son:

ü  Respeta a quienes tiene bajo su liderazgo.

ü  Reconoce el valor, los dones y las potencialidades de los creyentes.

ü  Habilidad y entendimiento para enfrentar situaciones difíciles.

ü  Expresa puntos de vista sin negar el derecho de que otros expresen sus posiciones.

ü  Demuestra su interés  a los creyentes en el servicio genuino.

ü  Evita asumir una actitud defensiva cuando alguien le plantea situaciones donde está involucrado o quejas.

d.     Liderazgo pastoral autentico y diferenciado.

Uno de los retos más difíciles del ministerio pastoral es adquirir autenticidad personal e identidad pastoral. La identidad pastoral  se interioriza  a través de las etapas, las experiencias y la educación ministerial, aprendiendo así el comportamiento del líder pastoral. Esta situación nos beneficia en nuestra labor como líderes religiosos pero también puede perjudicar el trabajo en la iglesia como también influir en su salud. En oportunidades nuestro liderazgo pastoral no se ajusta  a nuestra manera de ser, así como a nuestras creencias y conductas, en otras palabras no somos congruentes. La autenticidad ministerial es producto de una exploración, madurez y sentido  de quienes somos en realidad. Considerando esto, el líder pastoral autentico y diferenciado es vital para una comunidad saludable como lo expresa Radillo (2007): “la verdad es que sus feligreses pueden claramente identificar a quienes “viven un rol” y no “son reales o genuinos” (p.71). Por tanto, el pastor debe tener la destreza para ministrar sus pensamientos y sentimientos autónomos de los que otros piensan, teniendo la objetividad necesaria  para actuar de acuerdo  a los principios bíblicos, creencias y valores.

  1. Metodología básica para prevenir enfermedades emocionales y espirituales en la comunidad de fe.

El psicólogo Lawrence J. Crabb Jr. Propone una línea terapéutica para mejorar la salud y las relaciones dentro de la comunidad de creyentes basado en 1 Cor 12:26. Los pasos a seguir son:

ü  Identificar los sentimientos problemáticos.

Se reconocen las diferentes áreas de la vida personal considerando la detección del problema emocional que afecta a la persona.

ü  Identificar la conducta problema.

Normalmente las conductas están determinadas por metas que la persona desea conseguir. El problema suele seguir cuando un obstáculo impide la realización de las tareas orientadas hacia las metas trazadas.

ü  Identificar el pensamiento problemático.

Se  intenta trabajar para atender los sentimientos de la persona, y que aprenda a dominar su conducta. Sin desarrollar una estrategia efectiva para controlar los pensamientos desembocará en una acción terapéutica infructuosa.

ü  Clarificar el pensamiento bíblico.

Es necesario conocer las Escrituras para ayudar a la persona a  asumir el criterio bíblico, en lugar de seguir manteniendo uno egocéntrico.

ü  Asegurar el compromiso.

Lo que sí será necesario para el proceso de sanidad interior y relacional es el compromiso de obedecer la Palabra de Dios.

 

 

ü  Planear y llevar a cabo una conducta apegada a los principios bíblicos.

Esta conducta está fundamentada en los nuevos principios que se acaban de asumir. Si la persona no está persuadida para actuar según  la verdad de Dios no habrá cambios.

ü  Identificar los sentimientos controlados por el Espíritu Santo.

Al poner en marcha los pensamientos  y conductas bíblicas, no es de extrañarse que aparezcan sensaciones de paz, tranquilidad y quietud, esto no es inmediato, pero habrá cambios progresivos que nos incentivarán a seguir dependiendo de la ayuda y atención del espíritu Santo.

  1. Aplicaciones prácticas para minimizar las relaciones enfermas en la comunidad de fe.

ü  Discipulado inicial.

Cuando un nuevo creyente es discipulado se le está mostrando cuál es el papel que debe jugar en la congregación. De aquí el porqué es tan importante que toda iglesia tenga un programa de instrucción o formación inicial. Permite conocer a otros y ser conocido. Permiten aprender a hablar y a escuchar; a dar y a recibir; a amar y a ser amado; a ayudar y a ser ayudado.

ü  Ajustar aspectos administrativos

Si se descubre que las relaciones están siendo dañadas por razones de organización o administración, no hay que gastar el tiempo echando culpas y dando sermones. Sencillamente se deben hacer las rectificaciones del caso y poner las cosas en su lugar. Si hay que pedir perdón, pues se pedirá.

ü  Predicación dura.

La enseñanza a la iglesia debe ser edificadora: buscar y llevar a los hermanos a metas más avanzadas. Cuando la predicación y la enseñanza sólo se basan en denunciar pecados, lo que algunos llaman "palabra dura", y se da poco lugar al desarrollo de actitudes de amor, de paz y de cooperación, la congregación tiende a volverse legalista y negativa.

ü  Consejería  y apoyo.

Cuando se nota que una persona se  aísla y  que crea constantemente conflictos o se ven envueltos en problemas con otros, se les debe dar una atención particular. Lo mejor es tratar la situación personalmente. Puede ser que estas personas que causan problemas sufran desajustes emocionales, guarden resentimientos, hayan tenido experiencias traumáticas que les hacen vivir permanentemente en "pie de guerra" contra todos. Quizá estas personas no sólo necesiten consejo pastoral ocasional sino la ayuda de un consejero en forma más permanente o aun un psicólogo.

ü  Relaciones para intimar.

Los cultos mismos pueden ser un vehículo de relación. El culto totalmente formal y rígido es impersonal y frío, pero se pueden introducir variantes. Hay congregaciones que celebran la Santa Cena en los hogares con cierta regularidad. Se subdivide la iglesia por áreas geográficas, se destina una casa para cada área y se juntan los hermanos para alabar al Señor, estar juntos y comer la Cena, esto produce acercamiento en comunión. También algunas iglesias emplean paseos al campo, picnics, retiros de familias, tardes de deportes y juegos para todos.  Se puede añadir un programa variado de ayuda y desarrollo humano para los varios sectores que integran la iglesia, los vínculos se fortalecen aun más, es decir, cuando el amor no queda en palabras y abrazos sino que se buscan respuestas concretas a las necesidades. Otra forma de facilitar las relaciones es que tanto el pastor como los líderes programen actividades informales con gente que necesita conocerse entre sí. Invitar a comer o a pasear con dos matrimonios de la iglesia que no se conocen entre sí, es bueno para forjar nuevas amistades entre la gente de nuestras congregaciones.

  1. Conclusión

Para concluir este escrito quiero compartir lo que plantea Howard Clinebell  al afirmar que la fe puede ser creativa y constructiva para la salud del ser humano, más aun las relaciones dentro de la comunidad de fe. Entre las consideraciones que él propone para una relación religiosa sana tiene las siguientes:

ü  La práctica religiosa y vida eclesiástica ¿levanta puentes o barreras entre la gente? ¿hay aislamiento en el grupo o un cálido sentimiento de compañerismo?

ü  ¿Se le brinda  a las personas una  periódica experiencia renovadora de compartir?

ü  ¿Se estimula  o impide el desarrollo de la libertad y responsabilidad personal?

ü  ¿Provee métodos eficaces o no para ayudar a la persona del entendimiento de la culpabilidad al perdón?

ü  ¿Se presta para aumentar o disminuir la alegría de la vida? ¿Estimula a la persona a apreciar o despreciar la dimensión de las emociones de la vida?

ü  ¿Enfatiza el amor o el temor?

ü  ¿Alienta  la honestidad intelectual con respecto a las dudas?

ü  ¿Aumenta o debilita la autoestima?

 

 

  1. Referencias bibliografías.

Álamo, P. (2004). La iglesia como comunidad terapéutica: Una aproximación. España: Editorial Clie.

Barrientos, A. Relaciones en la iglesia local. Apuntes pastorales. Volumen VI. Número 3.

Clinebell, H. (1999). Asesoramiento y cuidado pastoral: Un modelo centrado en la salud integral y el crecimiento. (Dafne Sabanes de Plou,Trad.)EEUU: Libros Desafío.

Friedman, E. (1996).Generación a generación: el proceso de las familias en la iglesia y la sinagoga. (Carolyn Kerr y Anne Crandell de Garrido, Trads).Grand Rapids, USA: Nueva Creación.

Radillo, R. (2007). Cuidado pastoral contextual e integral. EEUU: Libros Desafío.

Santos, H. (2006).Dimensiones del cuidado y asesoramiento pastoral: aportes desde América latina y el Caribe. Argentina: Ediciones Kairos.

Stamateas, B. (1995). Aconsejamiento pastoral. España: Editorial Clie.

 

 

 

 

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